Tengo que empezar diciendo que jamás he pasado tanto miedo con un libro como con las terroríficas líneas que Diego Eguibar Blázquez nos ofrece en “La casa de los símbolos”. Si bien la sinopsis nos presentaba la novela como la clásica obra sobre casas encantadas, conociendo previamente otra obra del autor, sabía que poco habría de típico en su narración, y afortunadamente no erré en mi predicción. Ya el mismo prólogo a la obra, en el que el escritor nos presenta su creación y menciona las múltiples influencias de las que bebe, es todo un acierto y pocos prólogos he devorado y disfrutado tanto como este. Aunque sea una novela corta, Diego consigue condensar presente y pasado de una historia que confluye terroríficamente en la casa endemoniada. Ambientada en un pueblo ficticio de la sierra de Madrid, la adolescente Naia se muda con sus padres a una casa que guarda un oscuro secreto de tiempos pretéritos. Los símbolos que plagan las paredes de la misma y una misteriosa presencia en forma de mujer (a la vez testigos y consecuencia de un antiguo y cruento culto), serán los desencadenantes del pavor de Naia y de la fatalidad que va a sobrevenir a su familia. Lejos de circunscribirse a su adolescencia, la protagonista tendrá que batallar con el terror y los traumas que persistirán años después de la tragedia. El autor hace gala de una pluma que se adapta a los diferentes hilos narrativos de una forma soberbia y si, por un lado, he detectado una clara influencia de Lovecraft en lo que se refiere a los acontecimientos pasados y a todo lo relativo al culto sectario, en lo que respecta al hilo más contemporáneo adopta un estilo menos grandilocuente y más llano, aunque sin perder en absoluto la calidad descriptiva. Nos advierte el escritor que la obra trata mucho de la sugestión y, en este sentido, nos ofrece una gran profundización y evolución de la psique de Naia. Creo que este ha sido el mayor acierto a la hora de ponerme en su lugar y experimentar ese pánico que llega a envolver a la protagonista hasta el punto de no saber distinguir tampoco qué parte es sugestión y qué puede estar ocurriendo en la realidad literaria. Por supuesto tenemos muchos otros elementos que fomentan ese terror tan genuino. Es especialmente reseñable la creación de un personaje femenino en forma de espectro que persigue incansablemente a Naia y que actúa a modo de catalizador de todas esas ansias sanguinarias que rodean el misterioso culto. Asociado a ello tenemos un terror que, además de psicológico, se nutre de escenas verdaderamente truculentas que llegan a sobresaltar y encoger el estómago. Además, la ambientación en el típico pueblo donde todo el mundo parece sospechoso de conocer un secreto que no quiere desvelar por miedo o implicación, considero que es un lugar común en el género, pero muy bien elegido a la hora de crear tensión sin ser la parte más relevante de la obra. Finalmente, por supuesto la propia casa aislada, sus habitaciones, los símbolos que infestan sus paredes, el columpio de la entrada… crean una imagen mental realmente sugestiva. Únicamente puedo concluir que ha sido un verdadero placer pasar tanto miedo descifrando los horrores que se esconden detrás de los símbolos de una casa del terror tan magistralmente construida. + Leer más |