El morador de Daria Pietrzak
Al fin y al cabo, una vez que te has muerto, los asuntos que parecían importantes en vida dejan de serlo y resulta más fácil hablar de cualquier tema; la vida es muy sencilla desde la perspectiva de la muerte
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El morador de Daria Pietrzak
Al fin y al cabo, una vez que te has muerto, los asuntos que parecían importantes en vida dejan de serlo y resulta más fácil hablar de cualquier tema; la vida es muy sencilla desde la perspectiva de la muerte
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El morador de Daria Pietrzak
Los recuerdos y las viejas historias son como una madeja de lana, hay que empezar a desenmarañar los hechos desde el principio, tirando del hilo poco a poco y dejando que te lleve al interior de la historia.
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La música del pantano de Daria Pietrzak
Alguien dijo una vez que la valentía y la estupidez son dos buenos amigos que caminan de la mano
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El morador de Daria Pietrzak
La vejez es como una visita que se acerca lentamente desde el fondo de una larga calle y que, cuando al fin llega hasta ti, está demasiado cansada para marcharse.
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Inanición de Daria Pietrzak
Aquel pueblo ocultaba mucho más de lo que mostraba bajo la luz del día y había respuestas esperándome, escondidas en los rincones sombríos, pero aún no sabía si estaba dispuesta a mirar dentro de esa oscuridad.
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El morador de Daria Pietrzak
Porque, en realidad, no hay una manera correcta, una forma natural de decirle a tu marido que hay una presencia en tu casa.
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La música del pantano de Daria Pietrzak
Alex miró aquellos ojos, de un verde esmeralda bajo la luz del día, y de quedó atrapado en ellos, sin poder encontrar el camino de salida
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La música del pantano de Daria Pietrzak
Alex supo que lo que oía era el sonido de ese lugar, era la música del pantano, que llegaba hasta él bajo la forma de las carcajadas de esa niña desconocida.
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La música del pantano de Daria Pietrzak
Sus recuerdos no se precipitaron sobre él súbitamente, como un chaparrón de verano, sino poco a poco, igual que una fina lluvia de otoño que fue calando primero sus ropas, después su piel, hasta penetrar en su interior y atravesarlo por completo.
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La música del pantano de Daria Pietrzak
Él se encargaba de cuidar de todos esos libros y se enorgullecía de ello; conocía cada uno de ellos por su nombre, su tamaña, su color y su ubicación, y era capaz de detectar en una fracción de segundo cuando alguno se encontraba fuera del lugar que le correspondía o cuando, por desgracia, había abandonado para siempre la librería para ir a un nuevo hogar.
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La música del pantano de Daria Pietrzak
Kanda era una región hermosa y solitaria como el país encantado de un cuento infantil abandonado bajo la cama.
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La música del pantano de Daria Pietrzak
Como cada día desde que regresó, deseó haber tomado una decisión diferente, deseó haber tejido el valor y la fuerza necesarios para quedarse allí donde sentía que pertenecía su corazón, donde el cuerpo le pedía regresar y donde su mente huía a escondidas.
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Inanición de Daria Pietrzak
La casa ansiaba su llegada y la presentía, llamándolo con una débil voz que casi parecía oír, como si hubiera echado de menos la presencia de su legítimo dueño y se alegrara de tener a alguien de nuevo entre sus cuatro paredes.
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Inanición de Daria Pietrzak
Los habitantes de la humilde pedanía de San Nicolás conocían el sufrimiento de primera mano, habían sentido en sus propias carnes el mordisco del hambre voraz y el azote del frío, pero habían logrado resistir y reponerse de los golpes de la vida.
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El morador de Daria Pietrzak
A veces hacemos daño a los que más nos quieren sin darnos cuenta y tomamos en camino más enrevesado y doloroso de la vida, cuando hubiera sido más sencillo repartir la pena y la carga con aquellos que nos quieren.
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El morador de Daria Pietrzak
El silencio que habitaba en el lugar la impresionó, no dejaba sitio para ningún sonido propio de un paisaje como aquel y se dio cuenta de que si se quedaba muy quieta podía imaginar que caminaba por un lienzo, en el que las hábiles pinceladas de un artista habían plasmado un mundo rebosante de luz, pero sin vida.
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El morador de Daria Pietrzak
Sentía algo extraño aunque no estaba segura de cómo explicarlo; tenía el presentimiento de que había alguien más en la habitación, alguien que imitaba sus pasos en silencio, desplazándose a su alrededor al mismo tiempo que ella, como una pareja de baile, provocando esa sutil corriente de aire que no había dejado de percibir, tan débil pero real.
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¿Quién escribió la saga?