Las noches en las que el cielo era de color naranja de Cristina Prada
—Las medicinas no son baratas y ponerse enfermo en este país, tampoco, por eso, simplemente, echémoslos a un lado educadamente mientras disfrutados de nuestro superávit económico —comenta sardónico, presuntuoso, con la misma descarada exigencia del parque y con la misma sexy y dura sonrisa en los labios—. No les interesa que enfermen y tampoco les interesa que se curen, perderían votos de las dos maneras.
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