Es esta una fábula vertebrada alrededor de un majestuoso jaguar, altivo, casi místico en su selva natal, robado y arrojado a un país lejano (el nuestro) donde se desarrolla la trama orquestada por la poética pluma de Cristina Morano. Una fábula sobre los engranajes de nuestro país. Una fábula política, sobre corruptos que se jactan de serlo, sobre antiguos futbolistas cojos y tonadilleras, y sobre la otra parte, los movimientos surgidos durante los últimos años, personas insignificantes que se juntan para cambiar algo. En ocasiones un tanto burdo (en el retrato de los malvados), en ocasiones brillante (cuando las miserias y sinsentidos y contradicciones de los héroes), estas Viejas Danzas Españolas son las danzas que bailamos todos sin saberlo. Se intuye un gran conocimiento de asambleas y reuniones, los diálogos en esas escenas son simplemente geniales. La pluma de Cristina Morano merece punto y aparte. Fluye una poesía por toda la novela que la hace muy especial, llena de metáforas e imágenes que son como la vegetación frondosa de la selva. A veces excesiva, en ocasiones impide ver la trama y parece entorpecerla, pero de repente, cuando no te lo esperas, te hace detenerte ante la belleza del lenguaje. Algunas reflexiones son puro oro. Y algunas imágenes, como la granja de cerdos, o la procesión de gamers con sus tablets y su realidad virtual, imborrables. En general ha sido una novela distinta a lo que suelo, más poética y desde luego más política. Echo en falta algo más de sutileza en la construcción de personajes, sobre todo en los antagonistas, y quizá más desarrollo a alguna trama (no deja de ser una fábula, supongo). Pero tengo que reconocer que ese jaguar no lo olvidaré pronto. + Leer más |