Viejas danzas españolas

En esta obra de Cristina Morano escribe una fábula de nuestro presente, de nuestro país, de nuestros políticos y de nuestra realidad más inmediata, protagonizado por personas y animales. Aunque tiene un estilo denso es elegante, bien trabado y con nexos evidentes con la poesía.
Los animales hablan en sentencias poéticas, brillantes en su lógica de lo natural. Se comunican de forma pausada y emotiva, son transparentes en sus intenciones. El grupo humano es un retrato de cinismo, crueldad y enchufes en los palcos y los despachos.
En las interacciones humanas hay trampas, rabos entre las piernas, pelajes erizados y, sobre todo, la conciencia de los dos bandos. Mientras la Naturaleza es equilibrio y estabilidad, en la humanidad hay una parte siempre depredadora de otra. La novela presenta el peligro que ya opera en nuestro entorno, que precariza las relaciones y la vida cotidiana. Lo que dejó hace mucho de ser simple amenaza, ahora impone un precio para pisar el mundo vivo.
Este es un libro poético y político. le sirve para criticar el mundo. Muestra sin tapujos las políticas deshumanizadas y devastadoras que nos alejan cada vez más de nuestras propias esencias. Pero lo hace con un tono de epopeya, sin caer en moralismos o cayendo, tal vez, pero con una voz rotunda que deja espacio para la reflexión.
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