El Caballero del León de Chrétien de Troyes
Tened prestos el corazón y los oídos, pues las palabras que no escucha el corazón se olvidan. Hay algunos que oyen cosas que no entienden y, sin embargo, las alaban; éstos sólo han dispuesto los oídos pero el corazón no ha entendido nada.
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