Tiempos difíciles de Charles Dickens
Pero cuando [el demonio] se presenta ataviado, elegantizado y pimpante con todos los requisitos de la moda; cuando se presenta hastiado del vicio y hastiado de la virtud, cansado de oler a azufre y cansado de oler a gloria, entonces sí que es un verdadero demonio, lo mismo si se dedica a manejar el rojo balduque que a avivar el rojo fuego.
|