Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Sabía que había obrado muy mal al adoptar a una criatura impresionable y moldearla para vengar a través de ella su fino resentimiento, su amor burlado y su orgullo herido; pero sabía también que al excluir la luz del día había excluido muchas otras cosas; que al encerrarse en su reclusión se había aislado de mil influencias naturales y saludables; que, en sus solitarias cavilaciones, su pensamiento se había extraviado, como no pueden por menos de extraviarlo quienes tratan de invertir el orden establecido por su Creador.
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