Los papeles póstumos del Club Pickwick de Charles Dickens
...Ya no toleramos que en las puertas de la cárcel se apele a la caridad y compasión de los transeúntes; pero todavía seguimos dejando intacta en las páginas de nuestros códigos, para admiración y respeto de las épocas venideras, la justa y saludable ley que declara que el robusto criminal será alimentado y vestido, mientras que al deudor sin recursos se le dejará morir de hambre y desnudez. Esto no es una ficción. No pasa una semana sin que, en cada una de nuestras cárceles de deudores, alguno de estos hombres tendría que expirar inevitablemente en la lenta agonía del hambre, si no fuera socorrido por sus compañeros de prisión.
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