La pequeña Dorrit de Charles Dickens
Descendieron a una vida sencilla, útil y feliz. [...] Descendieron silenciosamente al bullicio de las calles, inseparables, dichosos, y, mientras avanzaban bajo el sol y en la sombra, los ruidosos y los impetuosos, los arrogantes y los impenitentes y los vanidosos se exaltaban, acalorados, armando el alboroto de siempre.
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