Björn Blanca Van Goch

No te acostarás sin saber una cosa más; aquel día yo aprendí que no es la noche la que está estrellada: es el sol, en realidad, quien está estrellado de verdad, y son sus fragmentos los que recubren y titilan y centellean las madrugadas.

Vuela, cuervo, hacia el crepúsculo, e ilumina con tu belleza oscura, de brillante azabache, el último rescoldo del fuego que ya en cada rincón se atenúa.

Es imposible… imposible cargar con el peso de la tristeza de este ramo