Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Ojalá viviéramos en un mundo en el que elegir fuera posible.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Ojalá viviéramos en un mundo en el que elegir fuera posible.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Sin embargo, no hay luces sin sombras. De hecho, cuanto más relucen las primeras, más alargadas son las segundas.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Si ellas dejaban de luchar, el mundo entero se vendría abajo.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Se preguntó cómo era posible que las ausencias ocuparan tanto espacio.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Tenían nombres, familias y pasado. Lo que no tendrían ya era un futuro. Tras de sí quedaban unas mujeres que los añorarían el resto de sus días mientras deambulaban por unos hogares a los que ellos no volverían, dando vueltas a su insomnio en camas frías porque añoraban la tibieza de otra piel entre las sábanas, acunando en sus pechos a unos niños que no los olvidarían porque ellas no lo permitirían. Cada noche, en la intimidad, se repetirían en un murmullo los nombres de aquellos cuyos cuerpos desmadejados habían acabado en una fosa común abierta en la misma tierra por la que habían luchado y que ahora les acogía como semillas. Semillas de las que siempre brotaba el mismo fruto: mujeres de negro, mudas, mansas solo en apariencia porque por dentro seguirían siendo los férreos cimientos que impedían el derrumbe de los suyos.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
La guerra se luchaba más allá de las trincheras.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Aquella era la otra guerra, la de las mujeres, la que nadie veía a pesar de que se libraba cada día en todos y cada uno de los hogares. Era, además, la más cruel de todas, por silenciosa, por invisible.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Aceptó que hay ocasiones en las que no podemos negar lo que somos, en las que lo que habita en nuestro interior, sea bueno o malo, se impone a lo que desearíamos hacer o incluso a la cordura, desafiándonos, obligándonos a recorrer caminos que hubiéramos preferido no pisar jamás.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
—Todo irá bien —susurró sin soltarla. —¿Cómo lo sabes? —Porque no nos podemos permitir creer en otra cosa. |
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Mientras estuvieran juntas aún quedaba esperanza.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Había aprendido que los ideales, igual que la vida, están repletos de matices, que hay más tonos de grises que de blanco y negro.
|
Los compases del tiempo de Bianca Aparicio Vinsonneau
Nada poseemos más valioso que el tiempo que tratamos de enjaular a sabiendas de que siempre acaba por escapar.
|
El retrato de Dorian Gray