Empecé este libro sin saber muy bien de lo que iba (yo pensaba que el protagonista era un gato y nada más lejos de mi intención) y me he llevado una sorpresa con el tema, porque va de duelo. De duelo en una familia que ha perdido a una de sus hijas (gemela de otra) por culpa de un atentado terrorista. Me ha gustado porque retrata muy bien los desastres que ocasiona un acontecimiento tan dramático en la gente normal. Porque el duelo hay que pasarlo, pero cada uno a su ritmo y a su debido tiempo. No todos lo pasaremos igual ni nos afectará el mismo hecho de igual manera. Nuestro protagonista es Jamie, de diez años, al que vemos en su vida diaria después de que sus padres se han separado y ahora vive con su hermana de quince años, Jasmine y su padre. También tiene un gato, Roger. Seguiremos a Jamie en su nuevo cole donde hará amig@s y enemigos, donde será algunos días el héroe y otros el capacillo de las hostias, pero al estar narrado en primera persona te metes fácilmente en el libro y, a veces, te ríes porque se fija en cosas en las que no lo haría una persona adulta. No por ello el niño sufre menos. Él lleva su duelo de otra manera y es igual de respetable. Entenderemos qué ocurre con la madre, con la hermana y que no todo es blanco o negro, sino que hay un extensa gamas de grises, de verdes y rosas, donde se desarrolla la vida. Y lo que a uno le puede parecer malo a otro le puede parecer bueno, y viceversa. Interesante, viene bien para despejar la mente del ruido mental de lecturas más pesadas. + Leer más |