Hija única de Anna Snoekstra
La fuerza de lo que estoy a punto de decir es gigantesca. Me recorre el cuerpo como un trago de vodka, se lleva por delante la tensión de mi garganta y me produce un cosquilleo en las yemas de los dedos. Ya no me siento desvalida; sé que puedo conseguirlo. La miro a ella y luego a él, saboreando el instante. Los observo atentamente para disfrutar el momento preciso en que les cambie el semblante. —Me llamo Rebecca Winter. Me secuestraron hace once años. |