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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
Mi madre era tan complicada como un rompecabezas de mil piezas, y yo tuve que reunir todos los fragmentos y encajarlos.
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
Mi madre era tan complicada como un rompecabezas de mil piezas, y yo tuve que reunir todos los fragmentos y encajarlos.
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
Nadie podía escapar a la pequeña y compacta Else, ese dechado de gozo vital, esa fuente de ternura y calidez, esa llama de inteligencia diáfana y lúcida.
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
"Imagino los años veinte como un cometa que, en una noche breve y sin estrellas, deja un rastro ancho y luminoso entre dos guerras mundiales." (Pág.125).
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
Al leer sus cartas de ese tiempo es cuando comprendo con claridad el pánico que debía de desatar en ella aquel salto de la «estrechez judía» al «ancho mundo cristiano». La estrechez al menos le brindaba protección y arropamiento, en tanto que la vastedad del mundo cristiano en apariencia casi no tenía orilla. No era solo lo completamente distinto de ese otro mundo: se trataba de la vida completamente distinta en ese mundo, su completamente distinta esfera personal en ese universo, del ser completamente distinto —por masculino y no burgués— en su propia esfera. ¿Cómo iba a cumplir con todo aquello, ella que siempre anduvo atada a la cuerda y se había criado en un ambiente de esterilidad física que la dejó en la ignorancia absoluta sobre el lado sexual del matrimonio?
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
No es la muerte lo que temo, sino el morir. Mamá siempre decía: «Lo malo es como dejar este mundo, y no que haya que dejarlo». Basta ya, hay personas que han sufrido mucho más que yo. Y sin embargo la vida ha sido bella. |
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
"Por mi propia experiencia de la Segunda Guerra Mundial sé que ningún conflicto bélico puede ser tan perturbador ni paz alguna tan beatificante como el primer amor." (Pág.34)
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
"Es horrible no disponer de una última vez consciente cuando no se vuelve a ver a una persona a la que se quiere. Peter fue como una estrella fugaz en mi vida, un pequeño astro luminoso que cae hacia uno y se extingue. Se extingue físicamente. Intelectualmente, lo conocí veinte años después, a través de sus cartas a nuestra madre." (Pág.311).
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Hombres de Angelika Schrobsdorff
Me di cuenta de que ya no compartía ni quería compartir algunas cosas con Stephen. En ciertos momentos, sobretodo cuando algo me impresionaba profundamente, me encerraba en mí misma y no le contaba ninguna de mis impresiones. Era en esos momentos cuando me invadía una intensa repulsión hacia él, y al mismo tiempo, un sentimiento de superioridad. Me envolvía en un silencio aislante y no toleraba cercanía alguna. Dejaba fuera a Stephen, como si fuera un extraño y notaba como trataba de penetrar en mí y en mis sentimientos. Sentía un placer casi sádico al ver como se afanaba sin lograrlo en alcanzarme. Pero al mismo tiempo me sentía triste y sola.
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Hombres de Angelika Schrobsdorff
Una mujer con vida propia, fuerte voluntad y aspiraciones intelectuales, le habría supuesto un gasto excesivo de tiempo y energía. Quería tener junto a él a una niña, que estuviese allí cuando él la necesitase, que permaneciese en silencio cuando se encontrara cansado y que estuviese dispuesta a todo cuando a él le aguijonease la pasión.
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
"Llegó el último día, y cuando venían a recoger las maletas en la habitación nos quedamos mirándolas como si fueran ataúdes. Llegó el último viaje juntos en coche cama, el último viaje juntos en taxi. Luego, la separación. Fue el viaje más bello de mi vida, sin mácula de principio a fin. Cuando lo recuerdo, sé lo que es la felicidad." (Págs.159-160).
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
"Poco antes de su muerte me decía en su última carta: 'Como mujer de mi generación, yo era algo nuevo, insólito y sospechoso. Me salía del marco, por así decir, tenía que ser muy fuerte y hacerme mis propias leyes. Nadie me ayudó, al contrario: se me aceptaba, en el mejor de los casos, como un bicho raro; y en el peor, se me tenía por una degenerada'." (Pág.22).
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
"Alfred Mislowitzer se presentó con gravedad solemne. Le dio a Else un anillo de brillantes y un beso. El anillo era tan precioso como insípido el beso. Quedó prometida." (Pág.37).
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
El mundo de entonces aún era tan abrumadoramente vasto y la transmisión de noticias, tan limitada, que incluso lo que sucedía dentro de las fronteras del propio país podía ignorarse perfectamente. Y ellos lo ignoraron hasta convertirse en ignorantes.
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
¿Recuerdas que cada mañana íbamos primero a la plaza de San Marco, a los maitines, como decíamos, y que nos parábamos bajo las arcadas y me nacía una sensación de júbilo tan fuerte que pensaba que no podría resistir sin gritar o llorar o bailar? La belleza, la vivacidad, el placer de la existencia por todas partes, ¡era tan magnífico que no se puede expresar con palabras!».
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
Imagino los años veinte como un cometa que, en una noche breve y sin estrellas, deja un rastro ancho y luminoso entre dos guerras mundiales. (...) El preludio de una época nueva, moderna, emancipada, que no tuvo oportunidad. ¡Una grandiosa danza de la muerte! La cantidad de gigantes del arte y del intelecto que el Berlín de entonces escupió de la noche a la mañana es simplemente increíble. La mitad eran judíos. Y bien, conseguimos matarlo todo: a los judíos, el arte y el intelecto.
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
¿Qué queda de la vida si ya no dejamos que las cosas nos lleguen de cerca?
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
Cuando trato de describirla para mí o para otros, vuelvo una y otra vez sobre la palabra «autenticidad». Else era —en un mundo de autoengaño, de disimulo y de hipocresía— tan auténtica y elemental como solo puede serlo una criatura de la naturaleza. Y al mismo tiempo tenía un intelecto agudo, un pensamiento mucho más ágil, rápido e independiente que las mujeres de su época. En efecto, era distinta… no solo por ser judía y ejercer por ello cierto encanto exótico, quizá incluso prohibido, sobre sus conciudadanos alemanes, sino por ser autónoma y estar muy adelantada a su generación.
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Tú no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff
Es duro ser madre. El otro día leí en un libro: «El amor de madre siempre es un amor infeliz». Yo también he tenido ocasión de comprobarlo…
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Gregorio Samsa es un ...