El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Cuando una persona te gusta de verdad, lo que quieres es que sea más ella que nunca.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Cuando una persona te gusta de verdad, lo que quieres es que sea más ella que nunca.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
El tsunami nos encuentra en un beso. Todo desaparece. Somos nada. |
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
—¿Enamorarte una o cien veces? […] —Cien. O mil. Todas las posibles. Pero de ti. |
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Solo entonces, se pone de puntillas, sujeta mis mejillas entre las manos y su boca roza la mía. Es una caricia, apenas un suspiro compartido. Es tan sutil que me recuerda al viento. Pero es real. Es un beso. O un maremoto a pies quietos.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
La nada. Solo se siente con unas pocas personas. Solo unos pocos afortunados saben lo que es sentirse en calma, saciados, livianos, completos. Motas de polvo flotando en mitad de mis aguas que se encuentran y que, pese a sus manos vacías, sienten que lo tienen todo. |
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
No hay nada peor que desear algo que persigues y que siempre se te escapa.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
—¿Qué es el amor para ti? […] —Creo que tiene que parecerse a la nada. […] Como cuando te lanzas al agua y metes la cabeza debajo. Esa sensación de que todo desaparece y te sientes… bien. Cómodo. Vivo. O como cuando flotas en mar abierto, cierras los ojos con el sol de cara y sonríes, porque en ese instante no necesitas nada más. |
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Suspiro contra su boca y me imagino un beso. Uno único. Uno que nunca me ha dado nadie. Uno en medio del mar, perdidos, donde solo habita el silencio.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
—No importa que sea un misionero bajo las sábanas o un arrebato contra la pared, Enol. La clave está en la compañía. La clave está en lo que tienes entre los brazos.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
¿La nada se parece a navegar por el mar con el sol de cara y las caricias del viento? Cruzo los dedos para que así sea, no me imagino una forma más plácida de convertirte en vacío.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Quiero besarla. Así. De pronto y sin venir a cuento. Joder. Quiero robarle la decepción de la boca, tragármela y escupirla después en el mar para que la marea se la lleve lo más lejos posible de ella. Quiero que nos olvidemos de todo y empecemos de cero en un mundo en el que ser dos bichos raros merezca la pena.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
El naufragio del primer amor siempre deja arena en el corazón.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Son recuerdos. Son instantes que guarda a buen recaudo para no olvidar. Son un secreto escondido bajo llave en una torre abandonada que un día alumbró el mar. |
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
¿Cuándo descubres dónde está tu espacio y sientes la calma de encajar en una forma que se corresponde con tu molde?
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Y así fue como Enol supo que el amor solo depende de que alguien se cruce en tu camino y te vea de verdad. Alguien que lea en tus ojos que, si un día desearas desaparecer, lo harías donde nadie pudiese evitarlo.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Volvieron los rostros a la vez y compartieron una primera mirada cómplice, la misma que se repetiría a lo largo de los siguientes veranos. La misma que les enseñaría que hay cosas tan instintivas que nunca desaparece, aunque nos esforcemos por ignorarlas.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Enol supo al instante que algo había cambiado. Las mareas. La dirección del viento. La fuerza del sol. No sabía el qué, pero lo sintió muy dentro la primera vez que vio a Alba y esa sensación nunca se marchó.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Si uno acepta quién es, todo resulta más sencillo.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
…durante los siete segundos que Alba y yo nos miramos en silencio, soy consciente de que la complicidad no muere ni cuando nos esforzamos por enterrarla. Está ahí. Viva. Despierta. Agazapada.
|
El faro de los amores dormidos de Andrea Longarela
Ya sucedía en aquellos veranos; cuando ella llegaba, algo cambiaba. No me preguntes el qué, pero se notaba. Todavía provoca ese efecto, porque desde que la vi ayer al otro lado de la puerta siento que el aire es diferente y que el mar está más despierto. O más a la defensiva. Como yo.
|
¿Cuál fue la primera obra escrita en verso en lengua castellana?