Castillos de cartón de Almudena Grandes
Estábamos en Madrid en 1984 y teníamos veinte años, Madrid tenía veinte años, España tenía veinte años y todo estaba en su sitio, un pasado oscuro, un presente luminoso, y una flecha que señalaba en la dirección correcta hacia lo que entonces creíamos que sería el futuro. Aquel fue nuestro riesgo, y nuestro privilegio.
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