Todo va a mejorar de Almudena Grandes
A veces, sin darse mucha cuenta, Elisa sentía que el destino, o el fantasma de Javier Llorente, o el odio por el MCSY que formaba parte indisoluble de su memoria, habían decretado que ella estuviera allí, aquella noche, para dar testimonio del crimen. Porque sabía que antes o después tendría que arriesgarse a compartir su secreto. No tendría más remedio que hacerlo por la verdad, por la dignidad de Yenifer, por su propia dignidad, pero no sabía cómo, cuándo, con quién,
|