Tierras de cristal de Alessandro Baricco
Empezó a llorar, de ese modo que es un modo bellísimo, el secreto de unos pocos: los que lloran sólo con los ojos, como vasos llenos hasta arriba de tristeza, impasibles hasta que aquella gota de más al final los vence y se desliza por los bordes, seguida después por otras mil, y permanecen inmóviles allí mientras les cae encima su exiguo fracaso.
|