La hija del capitán de Aleksandr Pushkin
Dios te de cien años de vida por haber socorrido y amparado a un pobre viejo como yo. Rezaré por ti y no volveré a acordarme del tulup de conejo.
|
La hija del capitán de Aleksandr Pushkin
Dios te de cien años de vida por haber socorrido y amparado a un pobre viejo como yo. Rezaré por ti y no volveré a acordarme del tulup de conejo.
|
La hija del capitán de Aleksandr Pushkin
Mi amor se enardecia en mi aislamiento y cada día se volvía más doloroso. Perdí el interés por la lectura y por mis ejercicios literarios.Tenía miedo de volverme loco o de caer en libertinaje.
|
El fabricante de ataudes de Aleksandr Pushkin
- No puedo quejarme. Aunque, claro está, mi mercancía no es como la suya: un vivo puede pasarse sin botas, pero un muerto no puede vivir sin su ataúd. —Tan cierto como hay Dios—observó Adrián—. Y, sin embargo, si un vivo no tiene con qué comprarse unas botas, mal que le pese, seguirá andando descalzo; en cambio, un difunto pordiosero, aunque sea de balde, se llevará su ataúd. |
La hija del capitán de Aleksandr Pushkin
Y que le haya ocurrido aquel percance, para un joven no es una vergüenza: el caballo tiene cuatro patas y a veces también tropieza.
|
|
La hija del capitán de Aleksandr Pushkin
En mi alma, la tristeza de la separación se fundía con una vaga pero dulce esperanza de futuro, con la impaciente espera del peligro y con un sentimiento de noble ambición.
|
La hija del capitán de Aleksandr Pushkin
-¡Adiós, ángel mío! -le dije-. ¡Adiós, querida, adorada mía! ¡Ocurra lo que me ocurra, créeme, mi último pensamiento, mi última plegaria será para ti!
|
La hija del capitán de Aleksandr Pushkin
- Amor con amor se paga - dijo parpadeando y guiñando los ojos.
|
La hija del capitán de Aleksandr Pushkin
Al mirarte, no se sabe en qué se te sostiene el alma. Estás con un pie en la tumba y quieres matar al que se te antoja. ¿Todavía tienes poca sangre sobre la conciencia?
|
La hija del capitán de Aleksandr Pushkin
Su debilidad principal era su pasión por el bello sexo; no pocas veces sus efusiones le valían golpes que le hacían quejarse días enteros.
|
La hija del capitán de Aleksandr Pushkin
Un joven cosaco le golpeó en la cabeza con el sable y la mujer cayó muerta en el escalón del porche. Pugachov se marchó y el pueblo corrió tras él.
|
Gregorio Samsa es un ...