Como es obvio, necesitaba leer todo lo relacionado con esta trilogía, así que me lancé de lleno a este libro de relatos y por fin he visto satisfecha mi dosis de Cardan que ansiaba ver en los libros anteriores. Ay, qué maravilla de personaje.
Son relatos, pero en realidad cada una de las historias tienen un hilo conductor y suceden en un plano temporal desde atrás hacia delante, en ocasiones interconectadas entre ellas (excepto el primero y los dos últimos que se ubican en el presente). Básicamente es un libro hecho para los fans, más que aportar realmente chicha a la historia que ya se conoce. Hay aspectos a lo largo de la trilogía que se mencionan de pasada, que son importantes para la trama, pero luego se pierden porque lo que importa son las consecuencias del hecho, no cómo ha sucedido, y aquí Holly Black aprovecha para resolver esas pequeñas dudas, para hablarnos del verdadero Cardan, de cómo fue depreciado y abandonado, para después lanzarse a ser ese príncipe insolente que celebra fiesta tras fiesta; también muestra la realidad que hay tras su fachada, el dolor que le produjeron aquellos que consideraba amigos; su punto de vista en relación a los humanos y también cómo se empieza a fijar en Jude y da vueltas entre la curiosidad y el odio.
No es un libro lleno de contenido, pero hace lo que quieren los lectores: poner un punto final de verdad a la historia de Jude, llenar las dosis de Cardan y dejar el corazón calentito con su historia.
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