Los casos del detective Kogoro Akechi de Edogawa Rampo
Se produjo un silencio extraño. Incluso los miembros de la policía, acostumbrados a presenciar toda suerte de atrocidades, no pudieron soportar esa crueldad sin precedentes que se exhibía ante sus ojos. Todos se quedaron sin aliento, y la estancia entera se convirtió en la pintura viviente de una escena tremebunda. La luz eléctrica marrón rojizo iluminaba la mitad del rostro de los presentes proyectando sus sombras en el suelo y las paredes como si fuesen fantasmas. Los hombres vivos no se movían como si estuvieran muertos en cambio, los muñecos sin vida parecían soltar risas ahogadas mientras se miraban unos a otros.
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