Madres, avisad a vuestras hijas de Campbell Bonnie Jo
Ella no apagó el radiador de inmediato, se paró a unos metros de distancia, observando como se restregaba los pies, inquieto. Se sintió invisible, como una vieja bruja de cuento de hadas oculta bajo una capa negra. Finalmente se acercó, le tocó la parte inferior de los pies recalentados y él le dio una patada.
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