Érase una vez una novela gráfica plagada de fantasía, aventuras, misterio y emoción. Una historia en la que los personajes, cada uno de ellos con su particular forma de ser, te van guiando por ese intrincado camino que es la vida en sociedad, a la vez que te muestran un mundo colorido en el que la magia de las pequeñas cosas todavía tiene cabida. Por medio de esta mezcla de claroscuros, Los Magos es un cuento infantil que retrata las vicisitudes de encasillarse en un determinado rol y de juzgar y ser juzgado a través de los parámetros que marca dicho papel. Si bien es cierto que este mensaje lo podemos encontrar en infinidad de libros destinados a un público joven, el autor juega sus cartas de una manera tan sutil que te lleva por donde quiere. Tanto es así que la idea que te formas de los personajes va evolucionando desde que te los presenta hasta que te despides de ellos; con cada acción acometida por los mismos, la percepción varía, lo cual es un logro teniendo en cuenta la brevedad de la historia. No te revela sus intenciones a la primera de cambio, simplemente permite que te zambullas en la corriente de sus pensamientos hasta el final. No voy a negar que, a simple vista, se hace un relato un tanto extraño. Tenemos a tres magos de origen desconocido y de intenciones aún más desconocidas, dos cazadores que los persiguen sin descanso y acontecimientos sorprendentes difíciles de catalogar. Sin embargo, esa «rareza» se vuelve indispensable a medida que avanzas en la lectura y la historia sería incomprensible sin ella. En cuanto a las ilustraciones, son obras de arte dignas de admirar. Ese claro predominio del azul mezclado con un tipo de dibujo que evoca a los cuentos asiáticos son dos toques que aportan mucha calidez tanto a las imágenes como a la trama. En mi opinión, un libro que los más peques de la casa disfrutarán por las aventuras y los adultos por el arte. + Leer más |