Las espinas del pasado de Antonio Sánchez Bejarano
La cobardía. con sus manos blancas, se encargó de amordazar a mi corazón para que se mantuviera callado.
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Las espinas del pasado de Antonio Sánchez Bejarano
La cobardía. con sus manos blancas, se encargó de amordazar a mi corazón para que se mantuviera callado.
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Nosotros, criaturas abisales de Antonio Sánchez Bejarano
Cuéntame lo mejor de tu día. Yo siempre digo que hay que sacar algo positivo del día de hoy porque mañana nunca se sabe, ¿no?
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Nosotros, criaturas abisales de Antonio Sánchez Bejarano
Un montón de años preguntándome dónde se esconde la felicidad sin haberme dado cuenta de que la felicidad no se encuentra en las preguntas, sino entre los paréntesis que haces cuando te paras a tomar aire para no morir ahogado.
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Nosotros, criaturas abisales de Antonio Sánchez Bejarano
Al poco de conocernos empezó a regalarme su vida a trozos. Yo los cogía, los miraba, los saboreaba y los escupía; ese era el juego que estaba dispuesto a jugar.
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Nosotros, criaturas abisales de Antonio Sánchez Bejarano
— Yo creo que donde mejor se podría vivir sería dentro de un cuadro —dijo Carlos—. Es un sitio seguro donde puedes rodearte de cualquier cosa que quieras..., por eso tienes que volver a pintar, Virginia. Es una manera de encontrar refugios dentro de todo lo que nos rodea.
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Nosotros, criaturas abisales de Antonio Sánchez Bejarano
Creo que el miedo es como un pantalón vaquero: siempre tienes que tener uno dentro del armario. A veces lo abres, lo miras y te lo pones, pero nunca olvides volverlo a guardar.
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Las espinas del pasado de Antonio Sánchez Bejarano
Miró la bola del mundo encima de su mesa de estudio. De pequeño se sentaba delante de ella, la encendía y se quedaba mirándola mientras soñaba con viajar a infinidad de países. Ahora el mundo había dejado de tener luz para él.
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Las espinas del pasado de Antonio Sánchez Bejarano
Cuando te pones delante de la cámara de tu propia vida, nunca sabes cuándo puedes pasar de ser un extra a ser el protagonista de la película.
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Las espinas del pasado de Antonio Sánchez Bejarano
Una tira de luces parpadea entre las ramas (algunas de ellas fundidas). Ramiro se queda mirándolas un segundo y piensa que la vida es como aquellas luces que se funden sin saber porqué. A veces una parte de nosotros también se funde y queda a oscuras.
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Las espinas del pasado de Antonio Sánchez Bejarano
Intento no mirar al espejo poniéndome de espaldas, aún así, y durante un segundo, no puedo evitar vislumbrar la cara derrumbada y sombría de alguien que va a la cola de la vuelta ciclista de la vida. Agotado y resoplando porque la meta está tan lejos que ya casi no le quedan fuerzas para seguir pedaleando. Ese soy yo.
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Las espinas del pasado de Antonio Sánchez Bejarano
Sentí la espalda más ligera, como si todos aquellos malos recuerdos de la infancia y el maldito miedo se hubiesen difuminado.
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Las espinas del pasado de Antonio Sánchez Bejarano
Ya nadie deja recuerdos tirados por la calle —pensaba, dando vueltas por aquí y por allá—. Es más, ya casi nadie tiene recuerdos.
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Las espinas del pasado de Antonio Sánchez Bejarano
No hay nada más triste que un recuerdo feliz que revolotea sobre el presente y que, irremediablemente, te deja el alma como si le hubieran pasado una motosierra por encima.
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¿Quién escribió la saga?