Las espinas del pasado de Antonio Sánchez Bejarano
Intento no mirar al espejo poniéndome de espaldas, aún así, y durante un segundo, no puedo evitar vislumbrar la cara derrumbada y sombría de alguien que va a la cola de la vuelta ciclista de la vida. Agotado y resoplando porque la meta está tan lejos que ya casi no le quedan fuerzas para seguir pedaleando. Ese soy yo.
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