Violencia de Bibiana Collado Cabrera
VOLUNTAD Como se cambia de lugar el pan o la sal sobre la mesa. así quisiera cambiar yo el lugar de mi cuerpo sobre la escritura. |
Calificación promedio: 5 (sobre 19 calificaciones)
/Una excelente entrevista a Bibiana Collado sobre su magnífica obra Yeguas exhaustas, que desde su portada, ya nos invita a la lectura .
Violencia de Bibiana Collado Cabrera
VOLUNTAD Como se cambia de lugar el pan o la sal sobre la mesa. así quisiera cambiar yo el lugar de mi cuerpo sobre la escritura. |
Yeguas exhaustas de Bibiana Collado Cabrera
El agotamiento de la supervivencia no deja espacio a todo lo demás.
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Yeguas exhaustas de Bibiana Collado Cabrera
El cuerpo es un agujero negro del pensamiento, una turbina que transforma toda energía en angustia.
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Yeguas exhaustas de Bibiana Collado Cabrera
Si lo pienso detenidamente, es posible que todas las broncas fueran la misma bronca. Sí, creo que sí. Y nuestra relación, un chicle mascado hasta el infinito, sin sabor, que hemos estado a punto de tragarnos varias veces, pero que no nos atrevemos a escupir por temor a la inercia de nuestras mandíbulas.
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Yeguas exhaustas de Bibiana Collado Cabrera
Ahora pienso en aquella niña y me da pena que solo sentir mucha pupa la hiciera creerse digna de la queja. Y me da más pena pensar que hoy en día sigo calibrando el tamaño de mi mal para decidir si es contable y, lo más importante, creíble: ¿me creerán si les digo que me duele? ¿Sufro lo suficiente como para que merezca ser contado?
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Yeguas exhaustas de Bibiana Collado Cabrera
Mi madre trabajaba en silencio, con furia y con pena. No he visto a nadie currar con esa fuerza casi sobrehumana. Ahora que soy adulta pienso que yo no podría hacerlo. Creo que habría caído exhausta en algún punto de las dieciséis horas casi ininterrumpidas que ella llegaba a trabajar. Creo que mi cuerpo, sencillamente, habría colapsado. Sería bello decir que admiro a mi madre por su capacidad para darnos amor o para ser feliz, pero sería mentira. Yo admiro a mi madre de una forma pura y primitiva. Admiro su resistencia fisica, su capacidad de trabajo hasta la extenuación, su potencia para sostener materialmente a la tribu. Su innata disposición a la supervivencia.
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Yeguas exhaustas de Bibiana Collado Cabrera
No es fácil enfrentarse cada día a lo que vamos dejando de ser, al cuerpo que ya no ostentamos, al deseo que ya no abanderaremos. Verlas a ellas es ver lo que ya no somos, lo irrecuperable. Y no duele por irrecuperable. No es la melancolía lo que nos embarga, sino el miedo a una sociedad que nos enfrenta a ellas, que nos hace competir con ellas porque todas somos medidas por el mismo rasero, porque no hay ligas que nos diferencien. Porque todas somos cuerpo y sexo en potencia y el mundo nos somete a una comparación constante que algunos días te ahoga.
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Yeguas exhaustas de Bibiana Collado Cabrera
Crecer consistió en ir entendiendo los motivos por los que mi madre casi siempre estaba seria y triste. El principal de ellos era sencillo, sencillo y apabullante: estaba cansada. No cansada metafóricamente, no cansada del mundo y sus problemas, de la incomprensión o de las peleas. No. Estaba literalmente cansada, físicamente cansada. Reventada de tanto currar, como una yegua siempre exhausta al final de una carrera que no se acaba nunca.
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Yeguas exhaustas de Bibiana Collado Cabrera
Estaba literalmente cansada, fisicamente cansada. Reventada de tanto currar, como una yegua siempre exhausta al final de una carrera que no se acaba nunca. El agotamiento de la supervivencia no deja espacio a todo lo demás.
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El retrato de Dorian Gray