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“Así que corrió cuanto pudo en dirección a aquel lugar mágico donde nada le podía ocurrir y donde esperaría callada hasta que llegase su madre, y todo fuese amor a partir de ahí, como cuando una horrible pesadilla interrumpía sus sueños de fresa” ~ Otoño lejos del nido de Ángel Gil Cheza. En un bosque de las afueras de Barcelona aparece una joven asesinada dentro de una bola fabricada con hojas y palos, una especie de nido. La sargento Ivet Portabella y su compañero Xabier Tarrós encabezan la investigación cuando al mismo tiempo aparece el cadáver de un magnate alemán en un hotel de Barcelona. No son los únicos personajes de esta novela. El joven periodista Edgar Brossa vive casi en la indigencia después de que la revista que dirigía con gran éxito cerrase. Ahora, un amigo de su niñez le contrata para averiguar dónde se encuentra su hermano, el escritor Ireneu, desaparecido hace años. Poco a poco, los casos comienzan a converger en un punto que Ivet tendrá que encontrar porque aunque ella cree que existe una conexión entre ellos, en el equipo no están todos de acuerdo. Otoño lejos del nido es un libro que realmente se lee solo. En edición impresa tiene más de 450 páginas pero un cuerpo de letra y un interlineado generosos así que es comenzar y cuando te das cuenta te has fulminado medio libro. Me ha gustado como está escrito el libro y como el autor ha imbricado la historia y los casos, aunque el final me quedó, por decirlo de alguna forma, deshilachado. Destaco el trasfondo, la denuncia social que por momentos me ha hecho sentir incómoda por el realismo con el que describe la situación; una situación que no queremos mirar de frente porque somos conscientes de que todos podemos pasar por ahí. Y me encanta que haya plasmado también la realidad del colectivo trans, personajes totalmente necesarios. |
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