Una adición, una bajada a los infiernos, con la particularidad de que la causante en este caso es la comodidad. La pereza, la voluptuosidad de dejarse ir, de abandonarse completamente en manos de otro que decidirá por nosotros, que solucionará todos nuestros problemas, que nos proporcionará todos los placeres y cubrirá todas nuestras necesidades puede llevarnos a la decadencia más humillante y vil. Nada sobrevivirá a la caída imparable, ni la dignidad, ni el amor, ni la amistad. Uno de los libros más desasosegantes que he leído en mi vida. La película, dirigida por Joseph Losey y con guión de Harold Pinter, es también una maravilla. Recomiendo vivamente ambas. |