El gánster que todos andamos buscando

Hay libros que te dejan un poso en el corazón que sabes que se va a quedar ahí para siempre. Libros con imágenes tan potentes que es imposible olvidarlas. Libros con una poética propia, con un lenguaje del dolor que es, a la vez, lírico y frío, duro y emotivo, poroso y opaco.

Una mariposa encerrada en un disco de cristal que quiere ser libre, animales de mentira que contienen mucha vida en su interior, piscinas que se cierran para siempre, y ese agua que persigue, que es un continuo, que es elemento central en la vida y en el imaginario de la protagonista. Ese agua por la cual huyeron, esa en la que mucha gente se quedó atrás, ese agua que también significa patria, país y nación.

La manera de escribir de lê thi diem thúy es bellísima, a la par que cruda. La protagonista de "El gánster que todos andamos buscando" es una niña refugiada de la Guerra de Vietnam que llega a Eeuu en 1978 junto a su padre y cuatro hombres más, y que, a partir de ahí, tiene que navegar por este nuevo país, echando de menos todo lo que se quedó atrás, intentando gestionar el dolor en un lugar que no les acoge, sino que les relega cada vez más a los márgenes.

El desarraigo, la pérdida continua, la identidad escindida y una familia rota y recompuesta con sus pedazos, son los protagonistas de esta novela hecha de fragmentos, que a veces dice más por lo que calla que por lo que cuenta. Una novela de cosas sugeridas, imaginadas, con un lenguaje propio y una forma de contar increíblemente original, con imágenes que contienen mundos, que resumen cosas imposibles de resumir. lê thi diem thúy tiene una voz tan potente, tan metafórica, que es capaz de decirlo todo con apenas unas pocas palabras.

"No hay rastro de sangre en ninguna parte, excepto aquí, en mi garganta, desde donde te estoy contando todo esto."