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Confusión, rabia, tristeza y decepción son sólo algunos de los sentimientos por los que pasará “La retornada”, una joven de trece años de quien ni siquiera sabremos el nombre. Resulta irónico que alguien que descubre que tiene dos madres, acabe sintiendo que, en el fondo, no tiene ninguna porque ambas la han abandonado en algún momento de su vida. Narrada en primera persona varias décadas después, es ella misma la que nos cuenta su historia: cómo pasó de tener plena y feliz a, de un día para otro, descubrir que quienes creía que eran sus padres son en realidad sus tíos, y que ahora será devuelta al hogar de sus progenitores biológicos. ¿Cómo se puede superar este antes y después en tu vida y en todo lo que creías que eras? de estar en casa, viviendo junto al mar con la mujer que pensaba era su madre, a compartir hogar con unos desconocidos y descubrir que tenía hermanos en un ambiente hostil y lleno de carencias. La pérdida por tanto no es sólo afectiva -en su nuevo hogar no hay muestras de cariño, todo lo contrario, representa el común de los hogares de la Italia de los setenta-, sino que también es material y/o económica. “Destino es una palabra de viejos, no puedes creer en él a los catorce años. Y si crees, tienes que cambiarlo”. “La Retornada” nos cuenta cómo fue empezar de cero, estableciendo nuevas relaciones en entornos totalmente ajenos, preguntándose si todo podría volver a ser como antes, tratando de llenar los vacíos y encontrar la normalidad. El desarraigo, la soledad y la necesidad formarán parte ahora de esa búsqueda de una identidad nueva. “Cuanta dureza al volver a la realidad de la ausencia”, expresa en algún punto del libro, pero qué belleza de escritura inunda sus páginas. Y qué bella es esta historia de aprendizaje y de comprender la vida de otra manera, de redescubrirse y verse desde otros lugares que nunca imaginamos. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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