Me ha costado muchisimo encarar la lectura de este libro. Desconocía al autor y desconocía la sinopsis. Es un libro de autoayuda para el propio escritor, en el que narra la experiencia desgarradora de perder a un hijo, y cómo el proceso de escribir sus pensamientos, sensaciones y sentimientos, le vale para exorcizar todos los demonios que, por otra parte, permanecerán almacenados en la memoria mientras viva. Me ha dolido mucho leer cada línea de cada párrafo. No me puedo llegar a imaginar el dolor terrible y la indefensión que se siente cuando una tragedia de esta índole te golpea. Pero desgraciadamente, la vida debe continuar. Uno tiene que volver a levantarse cada mañana y seguir rodando, aunque los recuerdos y la experiencia vividas te asalten cada noche, en cada instante que te da el bajón. Cuando ni siquiera la compañía o el amor o la familia o el trabajo puede hacerte olvidar. Además el escritor se nota que tiene una narrativa muy bien cuidada y es un auténtico mago de las palabras. Es un libro que te deja hecho polvo, quieras o no quieras. Seas padre o no lo seas. |