Me encantan aquellas novelas que rescatan personajes ilustres, no muy conocidos, de nuestro pasado, y nos permiten acercarnos a ellos y conocer parte de su vida. En esta novela histórica acompañaremos a Irene de Atenas, una mujer que logró llegar a lo más alto gracias a su esfuerzo, a su ingenio y a su perseverancia. La obra está aderezada con una gran cantidad de elementos ficticios que son los que dotan al conjunto del drama y la intriga necesarias para mantenernos atrapados, pero sin que pase desapercibido el gran trabajo de investigación y rigor histórico que hay detrás, tanto de la ambientación, como del personaje de Irene. Es una lectura que, en ocasiones, puede resultar algo densa y de ritmo pausado, algo que puede echar para atrás a algunos lectores pero que, en mi opinión, juega muy a su favor. Es gracias a que no nos encontramos con un ritmo frenético que somos capaces de procesar, entender y retener toda la información que se nos da acerca de los personajes y de los acontecimientos históricos de importancia. A pesar de ser Irene la gran protagonista de la novela, son muchos los personajes que se cruzarán en su camino y varias las historias que se irán entretejiendo con la suya dando lugar a múltiples subtramas vinculadas todas ellas a la trama principal. Es gracias a esta riqueza de historias que se rompe ligeramente con la linealidad y se logra suavizar un punto la densidad propia del género. Una novela para leer sin prisa, dejándose llevar por las conspiraciones, los desengaños amorosos, la lucha por el poder y la eterna batalla por la supervivencia. Y es que los grandes imperios no se construyen de un día para el otro... Si os gusta la novela histórica, os gustará conocer el personaje de Irene de Atenas. |