Cerca de las cuerdas se produce un acontecimiento inédito hasta entonces: por primera vez desde que empezó a boxa ali se sientan la madre y la esposa del gladiador. Felisa y Cecia, pues, comparten asiento con políticos, algún actor, cantantes, todos en realidad muy lejos de allí, a años luz quizá, porque un hombre cuando sube al ring está solo, no hay nadie que lo pueda compren-der, ni ayudar, ni salvar, está él solo y abandonado, peleando contra sus terrores, sus fantasmas y sus deseos, todo a la vez, y allá, también a lo lejos pero cada vez más cerca, está el otro hombre, solo huesos y carne, igual de solo y misterioso, podría tratarse de un ser inmortal o tal vez sea solo un humano, eso ya se verá. Urtain aún no lo sabe, pero así pasa en las peleas de verdad.
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