Eh, ¿qué pena, Señor, puede molestarlo? el emperador lo quiere, el pueblo lo adora, todo el universo, temiendo su brazo iracundo, lo mira temblando y se calla delante suyo, respetado, triunfante y todo brillante de gloria. |
Eh, ¿qué pena, Señor, puede molestarlo? el emperador lo quiere, el pueblo lo adora, todo el universo, temiendo su brazo iracundo, lo mira temblando y se calla delante suyo, respetado, triunfante y todo brillante de gloria. |
Tendría el placer que, cerca a morir, la princesa, una vez, me escuchará suspirar. Es todo lo que pretende este amor deplorable, pues sé mi deber. Es inviolable. |
Una mirada ha hecho desaparecer todo. ¡Se acabó! de mis deseos, no soy ya el dueño. Cualesquiera sean los tormentos preparados para mi corazón, no resisto más y el amor es vencedor. |
Cuando el imperio, viendo volcar su poder, creyó sólo poder confiar su defensa a usted. No dudamos que con tal apoyo, la fortuna al fin no tomaría otro curso. |
Es sobre tus sentimientos que fijo los míos. Usted vierte en mi pecho, el ardor que le inflama y de sus cuidados, inspirándome las virtudes de su alma, no dejo jamás una entrevista tan dulce sin salir más justo y más digno de usted. |
Detesto el orgullo de esas mujeres altivas que, orgullosas de tener su marido encadenado, y tiranizándolo en un amor servil, lo oculta sin cesar a las miradas de su corte, divirtiéndose en cambiar su conducta ordinaria, y le hacen suspirar como un hombre vulgar. |
Jamás tanto valor, por la suerte secundado, ha dado un héroe, de tan alta idea, jamás, para elevar un imperio abatido, el cielo en un mortal ha puesto tanta virtud. |
Él puede llevar mi suerte a la cúspide de la gloria, razón, orgullo, deber, todo habla en su favor, se ha ganado mil derechos en mi corazón, y sin embargo, este corazón, a sus deseos rechaza, un encanto más poderoso lo seduce e ilusiona |
Veré a este héroe más grande, más glorioso en el momento que la suerte lo aleje de aquí, si pudiera complacerme entonces, si encendió mi alma, que sus primeras miradas irriten mi flama. |
¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?