Mendel el de los libros

Pensando en el protagonista, me recuerda una librería cercana a mi trabajo, de libros usados de toda la vida. Donde montones de libros surgen por pasillos estrechos, parece que van a perder el equilibrio y me van a sepultar, pidiéndome una segunda o tercera vida en mi hogar, quieren huir de la estantería-purgatorio. Ese olor a libro viejo, de añoranza, llenos de recuerdos, ¿por cuantas manos habrán pasado?, ¿Cuántas risas y lágrimas han extraído?

Jakob Mendel, no es un librero típico, es una enciclopedia viviente, sabe todo sobre libros. Pero, es una persona asocial, de falta de empatía, lo efímero no existe para él. Siempre refugiado tras una mesa del Café Gluck en Viena, viendo pasar las horas, esperando clientes especiales. No analiza su entorno, no ve la realidad más allá de libros catalogados; por todo ello, cae en su propia perdición.

Pero la primera Guerra Mundial, como toda guerra, es cruel, sin piedad. Mendel víctima del nazismo, por su ingenuidad sufre las calamidades. de un plumazo su recuerdo desaparece, queda una mesa vacía en el café, no hay quien vaya a necesitar de sus servicios.

Su historia podría esfumarse, como muchas otras personas anónimas que desaparecen en situaciones trágicas, sin dejar una huella en este mundo. Pero Zewig lo resucita, su magistral pluma traza con prosa sencilla, nos transporta a principios del siglo XX, olemos el café y oímos las voces del Café Gluck, queremos sentarnos junto a Mendel. Zewing es único contando historias sencillas, es sensibilidad pura.