¿Fue él?

Zweig nos narra en primera persona ésta corta novela, desde la perspectiva de la vecina de los protagonistas, los Limpley. La señora Limpley es tranquila y bastante reservada, mientras que el señor Limpley es impetuoso, vigoroso, y cariñoso y amable en exceso, hasta tal punto que llega a resultar algo empalagoso. La historia nos narra la convivencia entre vecinos, hasta que llega Ponto, un perrito que los Limpley deciden adoptar. Es un cachorro adorable que Limpley mimará hasta más no poder, pero al crecer, una torcedura en su destino de ser el centro de atención y estar mimado hasta el fin de su vida, provocará grandes consecuencias…

En pocas páginas Zweig desarrolla una introducción, un nudo y un desenlace impecables, todo fundamentado, de manera que se lee de una tacada. La intriga que utiliza el autor en éste libro es curiosa, pues a pesar de ser muy predecible, logra engancharte de tal modo por querer saber cómo va a desarrollar y a resolver los hechos, por lo que le atribuyo doble mérito.

También cabe destacar que el austríaco se mete en la mente del perro, y a pesar de que se narra en tercera persona, se nos describen los sentimientos y los pensamientos de Ponto y su manera de percibir el asunto en el que se ve envuelto, fundamentando y dando un porqué a sus actos; a la par intercalándolo con el punto de vista de los Limpley y de la narradora.

Los celos y las malas costumbres son algo terrible, y así nos lo demuestra Zweig. Lo que le pasará a Ponto, los celos que le corroerán por dentro de la piel, serán causados por las malas costumbres y por la mala crianza por parte de Limpley; por lo que en el momento en el que Ponto pueda realizar algo terrible, nos podemos plantear: ¿La culpa es de Ponto, del perro, o de Limpley, el humano que lo ha malcriado? ¿Quién es el verdadero culpable de la negligencia, de la desidia y de los pensamientos crueles y viles de Ponto? ¿Todo lo que hacemos está marcado por aquellos que nos rigen? ¿Quiénes somos en realidad; seres dóciles y manipulables como Ponto, o seres como Limpley, controladores sin excusa?

La recomiendo muchísimo, es corta y está muy bien escrita. Zweig no deja de sorprenderme.