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La ciudad, es un libro con el que he disfrutado muchísimo, es un thriller histórico ambientado en el siglo XVIII, en una ciudad independiente e inexpugnable. He podido sumergirme en la lectura de una historia que me sedujo desde la primera página; si disfruté con El castillo, con esta, Luis Zueco, me ha mantenido pegada a sus páginas, buscando cualquier rato libre para sumergirme en las calles medievales de Albarracín. La novela nos traslada a Albarracín, antigua taifa musulmana reconvertida en señorío independiente gracias no solo a su ubicación geográfica, rodeada de montañas, sino también a sus poderosas murallas que la defienden de la codicia de los reinos de castilla y Aragón. La tranquilidad en la ciudad se verá alterada por los asesinatos, tras cruel tortura, de varios maestros de distintos gremios. Alguien está atacando a uno de los estamentos más importantes de la ciudadanía y nadie conoce ni el motivo ni el autor, pero los hallazgos son tan macabros que rápidamente se extiende por la ciudad la creencia de que la mano del Maligno anda tras estos crímenes. El libro está estructurado en cinco partes aunque su desarrollo es lineal, sin saltos cronológicos a excepción de breves flashbacks de algunos personajes. La trama principal es la aparición de varios cadáveres previamente torturados. Pero también existe una trama política con el poder sobre la ciudad como eje principal, que afectará a la investigación de los asesinatos. Esta parte está cargada con el contenido histórico y que el autor ha conseguido que no se haga nada pesado, que sean los personajes o la propia situación la que explique el contexto histórico sin andarse por las ramas. Luis Zueco consigue que a través de las páginas de la ciudad recorramos Albarracín, sus montañas, su muralla, sus callejuelas, su animado mercado y sus iglesias. Nos introducirá en las mazmorras donde se confiesan las más duras historias o descubras los secretos donde la magia es la gran protagonista. Luis Zueco nos traslada a la Edad Media en el que la magia todavía no era perseguida por al iglesia, de hecho descubriremos a reyes y nobles persiguiendo la sabiduría a través de la magia, a la que dotan de una gran importancia para su propia vida. El propio Alfonso X El Sabio estuvo muy interesado en ella. Escrita en estilo directo, sencillo, con lenguaje claro, acompañada de una prosa cuidada y adecuada a la época en la que se desarrolla la trama de la novela, en La ciudad encontramos una obra dividida en un prólogo, cinco partes a su vez subdivididas en capítulos y un epílogo. En el prólogo y el epílogo observamos que la figura narrativa que Luis Zueco emplea es la del narrador protagonista, que se expresa en primera persona a través de la voz de Alodia, la protagonista femenina de la novela; sin embargo, en el cuerpo central de la novela, este narrador protagonista desaparece y se transforma en un narrador omnisciente que se expresa en tercera persona, para así poder ofrecer al lector toda la información objetiva y subjetiva referente a los personajes. Con muy buenas descripciones que permiten que los lectores caminemos por cada una de las calles de Albarracín, que nos horroricemos con los crímenes cometidos o que asistamos a las intrigas que se generan tras los muros de los castillos, a ellas se une la gran visibilidad que el autor introduce en su novela, y por otra los buenos diálogos que el autor resuelve con solvencia y credibilidad, creando unas escenas que hacen que el lector se meta de lleno en ellas. En cuanto a la trama, durante toda la novela vamos a estar totalmente pegados a sus páginas, con necesidad de saber qué va a pasar a continuación. En cuanto a los personajes, La ciudad nos presenta una serie de personajes que no podemos clasificar, en su mayoría, como buenos o malos, simplemente luchan por sobrevivir en una época convulsa y difícil. Son muchos los personajes que se pasean por las páginas de esta novela, tanto que podríamos hablar de una novela general. Alodia se nos presenta como una mujer que, tras una infancia feliz, decide escapar de un futuro que se presenta ante ella completamente oscuro; sola y sin recursos, tiene que dar rienda suelta a todo su ingenio para sobrevivir en una ciudad que puede ser despiadada con los desfavorecidos. Martín, un joven monje que, pese a que todo indica lo contrario, cree todo lo que Alodia cuenta, sabe que es una mujer difícil pero que no miente cuando dice conocer secretos importantes de la ciudad. Luis Zueco mezcla personajes ficticios con algunos personajes históricos reales, como Pedro III de Aragón, Juan Núñez de Lara, Teresa de Azagra, que en la trama de la novela ocupan un papel secundario pero que se integran de forma perfecta en la historia. |
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