Zola es considerado el mayor exponente del naturalismo. Fue muy prolífico y su obra más destacada está reunida en el ciclo de los Rougon-Macquart, escrito entre 1871 y 1893. A través de las veinte novelas que lo componen conocemos la historia social y natural de una familia bajo el segundo imperio. A este ciclo pertenece 𝐍𝐚𝐧𝐚́ La protagonista es la hija de Gervasia, ya adulta, quien se ha convertido en actriz de éxito y logra tener todo lo que siempre deseó. Con un estilo crudo, a través de las aventuras de Naná el autor nos ofrece una crítica mordaz a la alta sociedad parisina con sus ambiciones, sus vicios, sus miserias y, especialmente, su falsa moral. En la obra se puede ver con claridad que el autor utiliza las teorías sobre la herencia a la hora de incluir taras que pasan de generación en generación y por lo tanto de novela en novela. La escritura de Zola es muy amena, las descripciones que podrían ser tediosas, ya que son muchas, son muy ilustrativas y acertadas. Su tono es siempre pesimista, pero no podemos pedirle otra cosa a un naturalista. Si bien 𝘕𝘢𝘯á es considerada por la crítica como la obra maestra de Émile Zola, mi preferida es 𝘓𝘢 𝘵𝘢𝘣𝘦𝘳𝘯𝘢, quizás sea porque por alguna razón le tengo más cariño a la protagonista. |