“Al final ella muere y él se queda solo, aunque en realidad se había quedado solo varios años antes de la muerte de ella, de Emilia. Pongamos que ella se llama o se llamaba Emilia y que él se llama, se llamaba y se sigue llamando Julio. Julio y Emilia. al final Emilia muere y Julio no muere. El resto es literatura:” Así comienza esta novela corta que no llega a las 100 páginas, desvelándonos los hechos de la trama, de forma tan cruda que sigues leyendo sin saber a donde te va a querer llevar el autor. La historia se expone desnuda, con apenas un esbozo de los personajes, o de los secundarios, como si Zambra hubiera escrito una novela más larga y la hubiera podado concienzudamente para presentarnos un texto más lleno de omisiones que de contenido. No sé si la he llegado a entender bien, pero me ha gustado y me ha resultado muy curiosa su lectura (o audiolectura en este caso). En su escasa extensión hay varias referencias literarias a otros autores y novelas y en cierto momento de la historia juega a algo que me recuerda a las famosas matrioskas. El protagonista escribe una novela, que a su vez se basa en una novela de otro autor (que no ha leído) de la cual solo conoce el hecho principal, y a su vez este hecho (una pareja en la cual uno de ellos muere y el otro se queda solo) es el mismo que origina la novela que estamos leyendo. El título, a su vez, recuerda la escasa extensión de la historia, como si fuera una novela acortada (esa parece ser la intención) y un relato que la pareja protagonista lee y que es el motivo de su distanciamiento, Tantalia, de Macedonio Fernández. Creo que es un libro para releer, subrayar y exprimirlo más, así que es probable que me haga con él en papel, quizás con la edición que incluye la otra novela del autor y que está relacionada con esta, La vida secreta de los arboles. ¿Habéis leído Bonsái? Si es así, me encantaría conocer vuestra opinión. |