La inocencia

Hace unos meses que descubrí la obra de Marina Yuszczuk y con esta segunda lectura puedo confirmar que es de esas escrituras que, en la calma de las palabras justas y necesarias, encuentran la fuerza para explotar y dejarnos prendidos a sus historias.

En La inocencia se trata un tema que es especialmente interesante para mí y es el influjo y el poder de las religiones totalitaristas (si es que hay alguna que pueda escapar a ese término) sobre los individuos y sus relaciones con los demás y con el mundo.

Esto es más atractivo cuando se trata de una protagonista femenina y además en plena adolescencia, donde la necesidad de libertad y de expresión se convierten en una creencia violenta, un dictamen que no encuentra muros ni barreras lo suficientemente altas para contener su exploración.

Otro ingrediente importantísimo que encontraremos en el texto será la relación con la madre, que es la responsable de introducir a la protagonista en la religión. Pero lo cierto es que el resto de los personajes que aparecen en esta historia no serán lo suficientemente relevantes como para apartar la vista del relato de la hija, quien con su carisma y su inteligente manejo de la información y los tiempos, mantendrá la atención la mayor parte de la novela.

Es un texto que gotea sexualidad, curiosidad no solo por los límites del cuerpo sino por la búsqueda de un equilibrio entre el pecado y la redención; quizá los otros dos personajes verdaderamente importantes.

Un texto que palpita con soltura en la mayoría de su tiempo, aunque conforme nos vayamos acercando al final, esa fuerza irá perdiendo empuje.

Yuszczuk me parece una buena narradora, calculadora pero con un punto visceral, incluso podría decir que original en la concepción de sus palabras; una de esas escritoras a las que les importa más su texto que la opinión que pueda tenerse de él.

Sin duda, una escritora a la que merece la pena seguir la pista.
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