Zuleijá abre los ojos

Guau. Llegué a Zuleijá esperando algo completamente diferente de lo que ha resultado ser. Y aún así no ha sido una mala experiencia en absoluto.
Zuleijá vive con su marido que le dobla la edad y su suegra que la trata mal en un pueblo de Kazán en 1930 cuando sucede algo que hará que Zuleijá se quede sola y lejos de su hogar.
Zuleijá abre los ojos es un viaje literal y metafórico, quinientas y pico páginas que con un estilo preciso y lleno de detalles, la autora nos cuenta el despertar de la protagonista. Un viaje interior lento pero, seguro y sin vuelta atrás que te deja siempre con ganas de volver al libro. La verdad, es que no es una historia en la que haya una acción desbordante, al contrario, hay mucha descripción, de los paisajes inmensos de Siberia especialmente y del día a día ahí, y la lectura se hace un poco densa pero, aún así.
Zuleijá tiene la fuerza suficiente para que no se haga largo y que lo que cuente sea interesante. Es un libro que sucede en un sitio frío y sin demasiados arrebatamientos sentimentales pero, Zuleijá desprende una calidez que se va colando y te deja con sensación de corazón caliente al cerrarlo. Claro que no está sola, con ella, hay todo un grupo de personajes, algunos tiernos, otros ofuscados y/o confusos perdidos en medio de un lugar que no es el suyo manteniendo siempre la dignidad, lo cual es conmovedor de veras.
Es un libro que te atrapa y te remueve con un final sorprendente y precioso que lo convierte en perfecto.