La pasión

«¿Cómo es que un día la vida es plácida y estamos satisfechos, un poco cínicos, tal vez, pero nada más, y al día siguiente descubrimos que el suelo firme era una trampa y nos encontramos en otro lugar cuya geografía es incierta y las costumbres extrañas? Los viajeros, al menos, pueden elegir. Los que se hacen a la mar saben que las cosas no serán como en casa. Los exploradores están preparados. Para nosotros, los que viajamos por los vasos sanguíneos, los que llegamos por azar a las ciudades interiores, no hay preparación. Hablábamos con total fluidez, y nos encontramos con que la vida es un idioma extranjero. En algún lugar entre el pantano y las montañas, entre el miedo y el sexo, entre Dios y el Diablo está la pasión y el modo de llegar a ella es súbito, y el regreso es peor».
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¿Qué es la pasión? ¿Querer algo con ferviente deseo? ¿Un forma de amor desmedida, exuberante y descontrolada? ¿Acaso es lo que nos conecta con la vida y nos aleja de la muerte? Jeanette Winterson nos habla de este sentimiento tan humano en su obra con el mismo nombre. Una novela que se contextualiza en las guerras napoleónicas, pero en la que se mezcla lo histórico con lo fantástico. La desolación de las tierras saqueadas con la historia de un corazón, literalmente, robado.
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Qué dominio del lenguaje demuestra la autora. Qué manera de cautivarte, atraparte y no dejarte marchar. Porque la magia y belleza de este libro reside en las historias de que aquellas personas que la Historia consideraría secundarias, y a través de ellas crea un tejido de cuento con barqueros venecianos con pies deformes u hombres con habilidades especiales en sus ojos.
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Sé que lo que digo puede causar desconcierto. ¿Y dónde queda la pasión en todo esto? Creo que solo aquella persona que lea (o incluso relea más de una vez) el libro será capaz de entenderlo.