Leche de otoño: Memorias de una campesina

Llevaba tiempo buscando este libro cuando apareció sin avisar entre los ejemplares que se amontonaban en una parada de libros de segunda mano en la Feria del Libro del pasado Abril. Desde ese día lo guardaba en mi biblioteca esperando la llegada del otoño. La estación en la que las lecturas huelen a castañas, a rocío en la mañana y a galletas de manzana.

Las memorias de Anna Wimschneider son el relato de una vida dura desde la cuna. de pobreza, miseria, hambre, trabajo duro, cansancio y dolor. al morir su madre, Anna tuvo que echar a su espalda el cuidado de la granja y de su familia, solo tenía ocho años y era 1927 en la Alemania rural. Su juventud y su madurez no fueron mucho más afortunadas, pues a las malas condiciones de vida se le sumaron los estragos de la Segunda Guerra Mundial.

A pesar del dolor que me ha provocado todo lo que cuenta Anna, el libro me ha gustado muchísimo. La voz de la autora es entrañable, sencilla y honesta. También es desordenada, da la sensación de que escribe sus recuerdos conforme van retornando a su memoria, tal y como sucedieron sin florituras, sin aderezos, ni tan siquiera quejas; un ir y venir de humillaciones y angustias; su vida sin disfraces ni poesía.

Una lectura triste que se lee con el corazón encogido y con la pena de saber que esta fue y es la realidad de muchas mujeres. Las memorias de una mujer que quiso ser enfermera y se interpuso la vida.