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La obra de Tad Williams, sobre todo la adulta, se ha convertido ya en un clásico de la Literatura de Género. Añoranzas y pesares es la obra por la que es más conocido. Desde luego, esa trilogía es muy interesante de leer, pero está lejos de ser tan refrescante y amena como la novela que la precedió y de la que vengo a hablar hoy, La canción de Cazarrabo. Esta novela de tono juvenil tiene algo que la diferencia de toda la Fantasía que se había escrito antes y de la que se ha escrito después. Este elemento es usar como eje central a los gatos y solo a los gatos. Durante toda la novela solo descubrimos el mundo desde el punto de vista gatuno, siendo los protagonistas absolutos los felinos. Otros animales, en especial los hombres, solo son secundarios en esta historia. Es más, dentro de la mitología gatuna, los humanos tienen un origen de lo más deshonroso y que explica que "sirvan" a los gatos cuándo estos no tienen una buena racha de caza. Desde luego, se nota que Tad Williams ha tenido gatos, porque describe con sumo detalle todas las actitudes de estos animales y las utiliza para crear un mundo sumamente consistente teniendo en cuenta el punto de vista felino. Este elemento es muy original, aunque eso no evita que el autor siga al pie de la letra el viaje del héroe de Joseph Campbell. Analizándolo, sigue todos los estadios que se le presuponen a dicho viaje. al mismo tiempo, al ser una novela juvenil; que bien he disfrutado como adulta; el libro es bastante predecible en lo que a historia se refiere. La historia es consistente, no me malinterpreteis, tiene mucha lógica interna pero, el hecho de que esté protagonizada por gatos no evita que el autor caiga en algunos clichés del género como el viaje. Eso sí, que sea juvenil no evita que la novela tenga momentos turbios, como cuándo viajan al subsuelo. Esta novela nos cuenta la historia de Fritti Cazarrabo, un cazador gatuno novato con tendencias soñadoras, que muestran que tiene actitudes visionarias sin desarrollar. Inmediatamente llama la atención la estrella que tiene dibujada en la frente. Fritti vive dentro de su Comunidad de gatos, aunque a veces recurre a los humanos cuándo no consigue cazar una presa. Dentro de lo que cabe, vive cómodamente allí hasta que un día empiezan a desaparecer gatos entre ellos está Pata Suave, la enamorada de nuestro protagonista. Ante la falta de soluciones de la Comunidad, Cazarrabo lanza una promesa que le llevará a abandonar todo lo que conoce y adentrarse en lo desconocido. No estará solo en esta búsqueda. Enseguida se le une Saltarín, un pequeño gato familiar de Cazarrabo. También está Comebichos, un gato que todos toman por loco, y la gata Sombra que está en su propio viaje. En su viaje hacia la corte de los gatos, el Primer Hogar, Cazarrabo y sus compañeros se encontrarán con otros animales en su viaje, como las ardillas. Todos estos animales tienen también una cultura propia que descubrimos durante el viaje de nuestro héroe. "Toda la historia de la Comunidad se resumía en sus canciones, sus historias eran tan importantes para su comunidad como el agua o la libertad de correr y saltar a su antojo” Lo más interesante de la novela es el increíble mundo gatuno y el de otros animales que construye el autor, y que tiene todo lo que se le puede pedir a la construcción de mundos. En primer lugar, llama la atención la cantidad de terminología que el autor crea para que nos metamos dentro de este mundo. Un ejemplo, los humanos son llamados grandullones o M'an. Así mismo, dependiendo del animal este llamará a otro animal por el lugar que ocupe dentro de su mundo. Así mismo, cada especie tiene un folclore y unas leyendas que explican su mundo y sus orígenes. Así, cada animal tiene su propia mitología, cultura e idioma. Es una cultura de tradición oral debido a sus circunstancias, las canciones y las leyendas son los medios para transmitir la sabiduría. Mediante estas leyendas se explica el origen primigenio de los animales y la relación que tienen con otros animales. Por ejemplo, los gatos usan sus leyendas otra justificar que son la mejor especie de todas. El lenguaje es otro aspecto muy destacado. Cada animal tiene una forma de hablar diferente y una terminología propia, haciendo necesario el glosario que incluye el libro. También está la importancia que le dan a los nombres los gatos y que refleja su personalidad. Así, los gatos tienen tres nombres: el nombre de corazón, que se da al nacer y que solo se comparte con la gente más cercana, el nombre de cara es decidido por los Jerarcas el día del Nombramiento, por último está el nombre de cola, que los gatos deben descubrir por sí mismos mirando en su interior. Estos aspectos fueron de lejos lo que más me gustó de la novela. Tad Williams crea un worldbuilding realmente fabuloso. En cuanto a creación de personajes, esta obra está plagada de ellos, tantos que hay un listado al final del libro. Conocer a todos los secundarios es interesante porque, a través de ellos, vas descubriendo más y más del mundo que Williams ha orquestado. Esas secundarios tienen personalidad, pero no se puede apreciar complejidad o evolución en ellos por el poco tiempo que aparecen en escena. En cuanto a los protagonistas, son personajes sencillos aunque coherentes y más cuándo van evolucionando a lo largo de la novela. Muy marcada es la evolución que sufren Cazarrabo y Saltarín, todas las desgracias y alegrías que atraviesan les hacen perder la inocencia y saltar a la madurez. El villano y sus esbirros, por su parte, también están bien construidos y son una buena antítesis. Por último, cabe destacar que en ningún momento, el autor humaniza a los animales, siempre mantiene a los gatos siendo gatos, aunque algunos sean domésticos; no le hace falta realmente, consigue que todos los personajes sean interesantes sin ellos. Pocos autores que crean personajes animales no caen en este error. Aunque la construcción de mundo es magnífica, en esta novela no se nota la inclinación a la descripción que vemos en otras obras del autor. Todas las descripciones largas se destinan a contar leyendas y no se hacen ni mucho menos pesadas. Eso sí, el viaje se hace algo largo en ocasiones pero, está amenizado con escenas de acción de vez en cuando y leyendas que nos van descubriendo el mundo gatuno. En líneas generales, el autor sabe llevar muy bien el ritmo. La acción es frenética, los cuentos están bien introducidos dentro de la trama y la tensión que hay a veces se ve dosificada con momentos de humor. Resumiendo, Tad Williams ha creado una Fantasía Épica con gatos que si bien no deja de ser un clásico escrito en los años 80, sigue siendo una lectura apasionante hoy día para todo aquel que siga disfrutando de las buenas historias. Un libro que deberían leer tanto los amantes de los gatos como los fans de la Fantasía. Libro que, por cierto, está por recibir una adaptación cinematográfica. |
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