Antología poética

[...] abiertas sus heridas otra vez,
cada inocente vuelve su muerte a revivir.

Un tema busqué yo: durante mes y medio
fue diaria mi búsqueda, fue mi búsqueda en balde.
Quizá por fin, ahora que soy un ser decrépito,
tenga que contentarme con mi corazón [...]

[...] El alma, pensaba yo, mi mirada
va a destrozarse, esclava de odios y fanatismos;
y este me hizo forjar un sueño, y al momento
tal sueño me embargó amor y pensamientos.

A quienes ahora están creciendo despreciad,
deformados están
todos de la cabeza hasta los pies,
corazón y cabeza olvidadizos
en viles lechos vilmente nacidos.

[...] un hombre que no existe,
un hombre que es un sueño apenas [...]

[...] en el aire en suspenso, de estrellas alumbrado,
y en la estrella que marca el escondido polo;
que ningún pensamiento ahora te distraiga
de la fase en que todo el pensamiento acaba:
¿quién puede distinguir la oscuridad del alma?

Mi corazón entero consumid, que está enfermo
de tanto desear y, atado a un animal
que agoniza, no sabe ya ni qué es; dejad
que me acoja al artificio de la eternidad.

y, mientras, el mundo se angustia,
y, mientras duerme, continúa ansioso.

Antes de morir fue bastante tu desdicha;
¡Vete ya! Más seguro en la tumba has de estar.

Furioso el Tiempo a rugir comenzó,
y tal compás sus raudos pies tenían,
que a palpitar comenzó el corazón