El retrato de Dorian Gray

La primera que leí este libro, cuando el espejo me devolvía la imagen de casi una niña, sin canas ni arrugas, quedé tan obnubilada por la fuerza de la trama, impresionada por la facilidad del autor de hacerme sentir que todo era real, que decidí no tener retratos pintados a mano en casa, lo sigo cumpliendo.

Cuando lo he releído (cosa que no suelo hacer, pero es punto de reto), admito que la emoción no ha sido la misma, me parece increíble que muchos detalles de aquella primera vez haya estado tantos años escondidos en mi memoria, y que hayan ido saliendo a medida que avanzaba, estropeándome de alguna manera todas las sorpresas y las ambientaciones, que son espectaculares.

Desde luego, es una lectura que aconsejo a todo el que guste de una trama interesante bien escrita, con el aliciente de que es una lectura corta pero inolvidable.