El retrato de Dorian Gray

Poco se puede decir más que mi humilde opinión de una obra que ha sido reseñada millones de veces. Este libro ha sido una relectura después de muchos años y no recordaba casi nada del libro, solo lo principal. Tengo que reconocer que la primera mitad del libro no me estaba gustando. Ningún personaje me caía bien; emanaban demasiada superficialidad y esnobismo. Gray, un niñato engreído, y Lord Henry, un misógino que se cree saberlo todo. El único que se salva para mí de esta historia ha sido Basil. Y así se ha mantenido hasta el final.

No obstante, la historia se vuelve cada vez más interesante y acaba atrapándote. El libro merece la pena nada más que por ver esa decadencia moral a la que sucumbe el protagonista. Ansioso por preservar su juventud, Gray da su alma a cambio de permanecer bello y joven el resto de su vida como en el retrato que ha pintado su amigo Basil, en el que se verá reflejado todo acto cruel y macabro que haga.

Gray es una persona hedonista, que solo vive para pasarlo bien sin importarle el daño que pueda causar. Aunque en ocasiones se arrepiente mostrando algo de humanidad, no es capaz de abandonar esa vida pecaminosa. Para mí, el libro refleja perfectamente esa vida de aristócrata que va de la mano de la hipocresía y las apariencias. A los personajes les da igual la ética o la buena naturaleza de las personas, solo buscan que éstas tengan dinero y sean guapas. Gray, en concreto, ha demostrado ser un personaje extremadamente influenciable que se ha dejado llevar por las “enseñanzas” de Lord Henry. Éste es, al final y al cabo, el culpable principal de todo lo que ocurre en el libro. al final, vemos cómo esa corrupción en Gray no tiene remedio y acaba cayendo en lo más bajo de la sociedad, convirtiéndose en eso que ellos tanto odian: fealdad y ratas callejeras en busca de opio para olvidar y desatender la conciencia. Un libro magnifico como representante de la alta sociedad inglesa en la época victoriana.