El retrato de Dorian Gray

Cuando leo novelas del tipo 𠇎l Amor en los Tiempos del Cólera” y “El Retrato de Dorian Gray” llego a la conclusión de que existen historias incómodas de leer a la par de fascinantes.

Y es que, creo, que es por ese motivo por el que existen esas listas “Novelas que debes leer antes de morir” porque son novelas que no te dejan indiferente, son novelas que, más que pensar en ellas después de haberlas leído, la adaptas a una emoción en concreto y cuando sientes esa emoción lo asocias a esas historias.

El Retrato de Dorian Gray es para mí una novela difícil de digerir. No me gustan las novelas inglesas: con sus ideales pomposos sólo para decir lo que con palabras simples no son capaces de decir, no me gusta su filosofía lujosa, que sólo ellos entienden o por lo menos lo disimulan porque, vamos a ver ¿Quién entendió la mitad de las ideas de Lord Henry o de cualquier otro personaje de un libro X ambientada o escrita en la Inglaterra del año cuchumil?

No sabía qué esperar de la literatura del señor Wilde, nunca lo había leído, ni tampoco de la historia a pesar de que me vi la película con papasito Ben Barnes, pero como ya sabemos todos, a veces, la literatura en prosa y la literatura visual no siempre congenian. Creo que la película captó bien el mensaje del autor aunque yo prefiero mil veces el libro (por agotador y agobiante e imposible que sea) a la peli nada más por cómo están narrados ciertas partes de la historia.

Tiene una buena mezcla entre el terror psicológico y el género de la paciencia: una paciencia que se debe ejercer con más fuerza en el momento que aparece Lord Henry ¡Qué hombre más insoportable! En serio ¿Le parecía atractivo a Wilde exponer en su obra a un pesao tan mezquino como este señor? Parece que sí.

Casi abandono el libro, de no ser porque lo busqué en audiolibro, pero al final, El Retrato de Dorian Gray se coló entre una de las mejores lecturas que he leído este año.

Que ¿por qué no le doy cinco estrellas, básicamente por dos cosas; Lord Henry y la edición del libro que tengo. Sí, una portada preciosa pero el interior… a ver si Austral arregla esas faltas de ortografía.

Y bueno, con el señor Wilde: al final terminaré leyendo toda su literatura. Merece el tiempo, la atención y mis respetos.