Edith Wharton o cómo criticar sin piedad (ni necesidad de muchas páginas) una sociedad clasista, que prima las apariencias sobre cualquier otra consideración. Bien sabido es que Wharton, a pesar de conocer la clase alta estadounidense (o tal vez precisamente por ello), no se encontraba especialmente cómoda y en esta historia corta toma como hilo conductor las charlas "sesudas" de un club de señoras bien. La carcajada final al descubrir el ingenio de esta mujer es inevitable. |